jueves, 14 de febrero de 2013

El Cortarramas y el Sol


Con un quejido sonoro, saluda al Sol que aparece cada día, calentando sus plumas manchadas. Y repite su canto apesadumbrado varias veces al día, cuando se posa sobre las ramas de los árboles, para seguir dialogando con el Sol. Inconfundible, su canto se hace oír entre los demás, resalta, llama la atención, es un canto fuerte, pues la voz del cortarramas debe llegar hasta este astro lejano, que le responde con su calor.
En la tranquilidad de las tardes, esta ave disfruta de posarse en lugares calmos y estar allí unos cuantos minutos, sin nada que la apremie, simplemente lanzando su canto al Sol.
Casi siempre están de a dos, cerca uno del otro, cuidándose las espaldas, acompañándose en su calma, en su diálogo con el Sol. 

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