jueves, 14 de febrero de 2013

El Cortarramas y el Sol


Con un quejido sonoro, saluda al Sol que aparece cada día, calentando sus plumas manchadas. Y repite su canto apesadumbrado varias veces al día, cuando se posa sobre las ramas de los árboles, para seguir dialogando con el Sol. Inconfundible, su canto se hace oír entre los demás, resalta, llama la atención, es un canto fuerte, pues la voz del cortarramas debe llegar hasta este astro lejano, que le responde con su calor.
En la tranquilidad de las tardes, esta ave disfruta de posarse en lugares calmos y estar allí unos cuantos minutos, sin nada que la apremie, simplemente lanzando su canto al Sol.
Casi siempre están de a dos, cerca uno del otro, cuidándose las espaldas, acompañándose en su calma, en su diálogo con el Sol. 

martes, 12 de febrero de 2013

Cortarramas (Phytotola Rutila)



El piar es una manifestación de las aves. Es ese canto de júbilo, tristeza, soledad que con diversas y raras formas de articulación de garganta y pico, nos permiten diferenciarlas. El apodado cortarramas como así también pájaro tuerca (así llamado por nosotros) se expresa mediante un piar crudo, duro proveniente de un fuerte chasquido de su lengua contra su pico, del cual fluyen sonidos como el crujido de una puerta al ser abierta Es un sonido rasposo que se prolonga en el tiempo, conformando una simpática melodía.
En la intimidad de los árboles, ocultos detrás del espeso follaje y las semillas del pimiento dulce, confeccionan su pequeño nido, construido de ramas secas y minuciosamente seleccionadas, cortadas de los árboles aledaños o recicladas de las ya caídas en el suelo. El nido sirve como descanso de la cortarramas hembra mientras empolla sus huevos.
Sus diferencias morfológicas entre hembras y machos son muy notables. Las hembras tienen su pecho de color blanco con rayas verticales color castaño oscuro. El dorso es castaño oscuro salpicado con manchas blancas y negras dispersas irregularmente. En su cabeza se les forma un copete que en el caso de las hembras es de la misma tonalidad que su dorso. El macho presenta un pecho y vientre rojo. Su dorso es de un oscuro gris que exhibe sobre la puta de su cola manchas blancas, que se expanden a medida que el ave crece en edad y tamaño. En sus alas también posee una franja blanca seguida de un intenso negro. Su cabeza es gris, del mismo tono que su dorso. Su copete es de color rojo al igual que su exótico pecho. El tamaño del macho es ligeramente mayor al de la hembra. Su pico está perfectamente adaptado para cortar ramitas de los árboles, para partir semillas y para comer frutos.

lunes, 4 de febrero de 2013

Tordo Renegrido (Molothrus Bonariensis)

 



 
Sinvergüenzas, intrépidos, son dos palabras que califican la actitud de los tordos ante la vida. Se distinguen por que forman grupos más o menos numerosos quienes arrasan con la tierra recién sembrada y comen las semillas con mucha voracidad. Son temerarios, no se asustan fácilmente y son muy persistentes. Sólo basta con observar que, luego de sembrar, la bandada de tordos baja a la siembra y se adueña del lugar y, por más que se los trate de espantar, ellos vuelven y no paran hasta saciar su vorágine.
Las diferencias morfológicas entre los sexos son muy  notorias. Los machos presentan un plumaje negro intenso y muy brillante que por momentos se vuelve tornasolado. Las hembras son de un color castaño opaco, oscureciéndose sobre las puntas de las alas. El pecho de las hembras y su vientre son de una tonalidad más clara. El porte de los tordos es muy noble. Sacan su pequeño pecho y adoptan una posición recta muy firme y segura. Su pico es pequeño, cónico y ancho, ideal para romper semillas. Ambos poseen un vuelo veloz y certero, y para trasladarse por el suelo, lo hacen con pequeños saltitos, aunque muy enérgicos y seguros. Con estos saltitos, ellos van moviendo la tierra y así salen a la luz fácilmente las semillas. Hay que recordar que los tordos siempre forman un grupo, una bandada. Es infrecuente verlos en solitario. El canto de los tordos es una proliferación de pequeños sonidos muy raros y guturales, que en conjunto se torna llamativo e incluso agradable.
La característica más notable de estas aves es que no nidifican, ni empollan sus huevos, ni crían a sus pichones, sino que ‘parasitan’ otros nidos. Cuando la hembra está lista para poner sus huevos, busca un nido de otra ave que se vea seguro y confortable (como el nido de los horneros, o el de los benteveos, o el de las tijeretas), y en un descuido de los dueños del nido, coloca allí sus huevos, que muchas veces las otras aves los crían como propios; aunque otras veces los reconocen como ajenos y entonces los expulsan fuera del nido.